Está claro que el tema que más circula ahora mismo en la red es marcar el abdominal para el próximo verano, y aunque ya hemos hablado en muchas ocasiones de que no hay que dejar para los cuatro últimos meses para intentar entrar en el bañador del año pasado, os vamos a dar una lista con los 10 alimentos que debéis evitar para ese fin.
En realidad no son 10 alimentos los que hay que evitar, ya que algunos son categorías de los mismos o formas de cocinarlos, pero en definitiva son 10 claves alimenticias que hay que evitar si lo que se desea es bajar de grasa, que es lo que debemos hacer para mostrar el abdomen.
10 alimentos a evitar
Fritos y rebozados: en esta categoría podemos englobar todos aquellos alimentos que se deben freír con abundante aceite para que se hagan. Y peor aún los alimentos que además de freírse, aunque sean en poco aceite, se rebozan con harina o con pan rallado. Así que olvídate de patatas fritas, croquetas, San Jacobos, calamares… una bomba nefasta para nuestro nivel de grasa.
Bollería: todos los bollos, por norma, tienen mucha grasa y azúcares añadidos para intensificar el sabor, y además dentro de las grasas la mayoría son saturadas e incluso algunos productos llevan grasas trans nefastas para nuestro organismo.
Mahonesa: si bien la mahonesa se podría incluir en el siguiente punto en el que hablamos de las salsas calóricas se merece mención aparte ya que es la peor grasa de todas, con una cantidad de grasa que en muchas ocasiones supera el 80% del producto. Incluso las mahonesas light tienen mucha grasa ya que se les exige que tenga 30% menos de calorías que el producto normal.
Salsas calóricas: existen algunas salsas ligeras que se podrían usar ya que tienen sólo un 3% de grasa o muy pocos hidratos como el kétchup light, pero para marcar el abdomen se necesita bajar la grasa del 10% (por norma) así que es mejor no tomar ningún tipo de salsa, o como mucho salsa balsámica.
Chuches / Golosinas: estos productos son tan azucarados que disparan los niveles de glucosa en sangre, con lo que para contrarrestar su efecto tóxico se segregará un exceso de insulina que convertirá los hidratos simples en grasa.
Aperitivos salados: aparte de los aperitivos como patatas fritas, palomitas de maíz, gusanitos… que se incluirían en los fritos existen otros aperitivos que llevan frutos secos, pero por un lado la mayoría tienen muchas grasas aunque son insaturadas y además llevan un montón de sal que te van a hacer retener demasiado líquidos, algo que te tapará en exceso los abdominales.
Refrescos: todos los refrescos que no sean light tienen una gran cantidad de azúcares, de hecho incluso los que no sean dulces como la tónica o el bitter tiene demasiado azúcar. Puedes optar por los light pero no en exceso, el gas no es bueno para el organismo, ni para la asimilación de la proteína.
Helados: según se va acercando el verano y el buen tiempo el postre por excelencia o el tentempie rápido para cualquier momento son los helados. No te engañes por los polos porque aunque parece que es todo agua el líquido que lleva tiene una gran cantidad de azúcares.
Tartas: en este punto hemos querido señalar a las tartas como el peor postre que podemos comer tras una comida, pero también podríamos incluir casi todos los postres azucarados como torrijas, pastelitos, tostadas, bizcochos … en todo caso de necesitar algo de postre opta por una manzana.
Comida basura: En esta sección o categoría vamos a englobar todo los tipos de comida rápida o comida basura que existen como son las hamburguesas, las pizzas, los kebaps, los tacos … además de que se cocina con mucha grasa, combinan hidratos simples y comida procesada, lo mejor si vas a comer a algún sitio de comida rápida que optes por un buffet donde puedas seleccionar correctamente los alimentos.
Embutidos: los embutidos por norma general tienen gran cantidad de grasa e incluso en algunos casos llevan hidratos para darles más sabor, como la fécula en el embutido de pavo o de pollo. Los mejores son los ibéricos, el lomo embuchado por ejemplo, aunque como ronda los 6 gramos de grasa por cada 100, lo ideal es que remitas tu ingesta a pechuga de pollo o de pavo sin añadidos de hidratos.
Galletas: estos alimentos suelen ser muy engañosos por los nombres que se usan como reclamo, en el que se usan palabras o derivados de Diet, Integral o Salud, pero sólo es el nombre, ya que cualquier galleta tiene mucha cantidad de hidratos simples y de grasas saturadas, y aunque ahora han sacado variedades de grasas saturadas bajas, la cantidad de calorías que aporta no son válidas si lo que queremos es bajar la grasa para marcar el abdominal.
Fuente: Vitónica
Azucares grandes enemigo de la comida sana
En el libro [easyazon_link identifier=”B006ZCEBD4″ locale=”US” tag=”leirelarraiza-20″ cart=”n” cloak=”y” localize=”y”]Secretos de la gente sana: Cinco pasos para mejorar y conservar la salud[/easyazon_link], el dietista-nutricionista Julio Basulto utiliza una metáfora sobre el mercado inmobiliario para ejemplificar algo que también es muy habitual en el ámbito de la alimentación. En la publicidad o el etiquetado de un alimento, lo que no se dice sobre él es a menudo más importante que lo que sí se resalta, al igual que ocurre con las viviendas.
Cuando un apartamento se publicita como muy luminoso y barato, es muy probable que sea un sexto piso sin ascensor y minúsculo. En esta línea, Basulto lo explica en su libro con un ejemplo tan cotidiano como cierto: cuando una galleta se anuncia como “rica en fibra, calcio y omega-3”, podemos estar casi seguros de que tendrá mucho azúcar, mucha sal (sí, las galletas tienen sal), y pocas vitaminas. Y es que, a la hora de comer sano, estamos rodeados de “amistades peligrosas” invisibles y difíciles de identificar.
Estas son cinco de ellas:
Contenidos del Artículo
1. El tamaño de las raciones
2. El tipo de grasas
3. Es integral o enriquecido con fibra?
4. La sal
5. El etiquetado de los componentes nutricionales
1. EL TAMAÑO DE LAS RACIONES

Las porciones de alimentos que consumimos han aumentado de forma exagerada en los últimos años. Sin saberlo, al escoger el mismo producto que unos años atrás, obtenemos una mayor cantidad de alimento que, con toda probabilidad, consumiremos en su totalidad. Un trabajo del Departamento de Salud del gobierno estadounidense lo ilustra de forma muy clara al diferenciar las calorías que aportaban diferentes productos alimentarios hace 20 años en comparación con la actualidad.
El tema es preocupante, porque nuestras necesidades energéticas no han crecido en paralelo a esta aumento de energía consumida (más bien lo contrario), lo que acaba en un ingreso de calorías superior al gasto. Este exceso se almacena en forma de grasa corporal.
2. EL TIPO DE GRASAS

Cuando leemos en una etiqueta “bajo en grasas” o “sin grasas”, pensamos de forma inmediata que se trata de un producto saludable. Pero esto no tiene por qué ser así. Del total de calorías consumidas a lo largo del día, entre el 20% y el 35% debería provenir de las grasas. Las recomendaciones de consumo según el tipo de grasas establece que de grasas saturadas y grasas trans, cuantas menos es mejor. Estos son, por lo tanto, el tipo de grasas que debemos buscar en las etiquetas y minimizar su consumo, tal como aconsejan las autoridades en nutrición.
3. ES INTEGRAL O ENRIQUECIDO CON FIBRA?
Esos dos conceptos no son sinónimos. Refinar los cereales (arroz y trigo, por ejemplo), es eliminar la capa externa que recubre el grano, supone perder la mitad de las vitaminas, de los minerales y de la fibra que contienen dichos cereales. De esta manera, el pan blanco o la pasta y el arroz refinados son menos nutritivos y también menos saludables.
En esta línease debe priorizar en el consumo de cereales integrales, que no es equivalente a “enriquecidos con fibra”, ya que si bien aportarán más cantidad de ésta, no sucede lo mismo con las vitaminas, minerales y sustancias fitoquímicas.
4. LA SAL
Otro de los enemigos de la alimentacion. Este condimento presente en casi todos los alimentos procesados, supone, consumido en exceso, un factor de riesgo clave en la hipertensión y en la enfermedad cardíaca. Es importante saber que solo el 25%-30% de la sal que ingerimos es añadida por nosotros mismos de forma voluntaria.
El resto procede del consumo de alimentos tan cotidianos como el pan, la bollería, los cárnicos y derivados, los quesos, las salsas, las conservas, los platos precocinados, etc. Escoger de forma sistemática los productos “sin sal/sodio”, con “bajo contenido de sal/sodio” o lo menos procesados posible, es una gran forma de evitar uno de los más grandes enemigos de la alimentacion saludable.
5. EL ETIQUETADO DE LOS COMPONENTES NUTRICIONALES
¿Qué significa que una galleta de chocolate es light? ¿Se puede comer tanta margarina ligera como se quiera? ¿Están los postres con un valor energético reducido destinados a la población con obesidad? La legislación que regula la declaraciones nutricionales y de salud no es conocida por la mayoría de la población, que ante este tipo de reclamos publicitarios se siente desorientada.
Un producto puede etiquetarse como “light”, “ligero” o con “valor energético reducido” si las calorías se han disminuido, como mínimo, en un 30%. Pero esto no significa, claro está, que sean pocas, sobre todo si el producto original era muy rico en calorías.

Fuente : Éxito
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